La Feria de Pasquilla
Al domingo
siguiente al de Resurrección, conocido en la actualidad como segundo domingo de
Pascua o de la Divina Misericordia, se le llamaba hace siglos "Pascuilla" o "Pasquilla". Para Medina de
Rioseco constituía un momento muy importante de su calendario porque daba comienzo
una de las dos ferias francas que tanta fama dieron a nuestra ciudad y que se
venían celebrando desde el reinado de Juan II de Castilla. La "Feria de Pasquilla" duraba 30
días, igual que la de Agosto conocida como "de
nuestra Señora". Y no era un simple mercadillo de tenderos con sus
puestos, como erróneamente se refleja en el ya tradicional y veraniego mercado
medieval, sino celebraciones de gran complejidad. Durante esos 30 días acudían
a Rioseco los mercaderes, que tampoco eran simples vendedores ambulantes, sino
grandes importadores y exportadores al por mayor, trayendo consigo los más
variados productos: tejidos, telas ricas (terciopelos, sedas, damascos,
brocados en oro y en plata), piedras y metales preciosos, pieles de Rusia,
pescados en salazón de Asturias y Galicia, especias de las Indias, hierro, etc.
Estos mercaderes llegaban de localidades cercanas como Villalón, Mayorga,
Medina del Campo o Zamora. De otras más lejanas como Sevilla, Valencia... E
incluso del extranjero como Génova, Florencia, Portugal, Alemania, Francia,
Inglaterra o Flandes.
Durante los 30
días que duraba la feria los habitantes de Rioseco alquilaban en sus casas y a
precios desorbitados (con una picaresca ya tradicional por lo que se refleja en
algunos documentos municipales de la época), habitaciones, almacenes y bajos
comerciales a estos mayoristas, que en muchas ocasiones se trasladaban desde
sus lugares de origen con sus familias y empleados. Y siguiendo a esos
mercaderes venían a Rioseco centenares de pequeños comerciantes de la comarca
para abastecer sus negocios al por menor, pero también vendedores ambulantes,
profesionales más o menos fiables ofreciendo todo tipo de servicios,
carteristas, timadores, prostitutas y expertos pedigüeños también. Los delitos
y las estafas se multiplicaban en esas fechas por mil. Para estimular el
negocio y atraer clientes, incluso se realizaban sorteos de pequeños objetos de
plata entre los centenares de personas que acudían atraídos por la Feria.
Estas dos ferias
y el mercado semanal, aportaron a Medina de Rioseco unas inmensas ganancias y
una enorme importancia económica, colocándola al nivel de las ciudades
comerciales europeas más importantes del momento. De haberse mantenido hoy
Rioseco tendría un lugar entre los grandes centros financieros europeos más
destacados, como Zurich, Lyon o Frankfurt.
Sin embargo, hace 500 años, en 1521 y en plena Guerra de las Comunidades, en Rioseco no se celebró la Feria de Pasquilla, como tampoco se había celebrado la de Agosto del año anterior. E incluso se pensó en trasladar estas ferias francas a otra localidad. Las pérdidas económicas para Rioseco durante esos dos años fueron inmensas y mayor quebranto supondría que no se volvieran a celebrar más aquellos encuentros comerciales, por lo que los representantes del Concejo en nombre de los habitantes de Rioseco, se dirigieron al Almirante Fadrique II Enríquez, para pedir que intermediara ante el rey Carlos I, para que se anulara tal traslado.
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Portada del documento guardado en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid (ES.47161.AGS//CCA,DIV,48,5) |
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Confirmaciones de las ferias riosecanas por parte de Carlos I y Felipe II |