Rogativas contra la plaga de la langosta
En el arterior artículo hablamos del sacristán de Santa Cruz, Santiago Martínez Díez, que durante los últimos años del siglo XVIII realizó la labor de cronista, recogiendo en los libros parroquiales del templo numerosas anécdotas ocurridas en Rioseco en esos años.
Muchos de los episodios que redactó están relacionados con procesiones y actividades religiosas celebradas con motivos diversos. Una de las más repetidas eran las rogativas, procesiones extraordinarias que se organizaban sacando a hombros distintos santos, crucificados o imágenes de la Virgen. En ellas se solicitaba la intercesión divina para el fin de un periodo de sequía o para que finalizara algún tipo de plaga y casi siempre eran a solicitud del gremio de labradores.
En agosto de 1781 era la langosta la que asolaba el campo riosecano y para luchar contra ella salió el día 24 una procesión desde Santa Cruz, llevando a hombros la reliquia de San Ponciano y la imagen de Santa Bárbara.
Pero dejemos que sea el sacristán de la iglesia quién nos lo cuente:
"En 24 de Agosto día de San Bartolome año de 1781 se sacaron en letania de esta Sta Iglesia Parroquial de Sta Cruz de esta Ciudad con el Cabildo los estracapitulares y la Ciudad, a San Ponciano y Sta Barbara para conxurar el campo que estaba lleno de langostas por causa del daño que hacian en los frutos. Y de buelta de la procesion se canto misa solemne con la asistencia de las personas dhas [dichas] y fue dha [dicha] procesion por las calles siguientes por los pañeros, plaza mayor, ce [calle] los lienzos, por el estudio, esperanza, siguiendo a Sta Cruz por Sta Maria."
Casi 100 años antes, en 1673, los campos de Medina de Rioseco sufrieron otra plaga similar. Con la langosta devorando las cosechas se recurrió entonces a otra imagen con fama de milagrera, la del Santo Cristo de Castilviejo. En aquella ocasión se le trasladó (acompañado como no podía ser menos por la ya inseparable Virgen de la misma advocación) hasta el alto donde estaban situados los molinos de viento (hoy Barrio de Los Molinos). Allí se celebró una misa y al finalizar ésta y de manera sobrenatural, los insectos formaron una nube y decirieron emprender el vuelo abandonando las tierras de los labradores riosecanos. No sabemos qué tal sentó el milagro de nuestro Cristo en los pueblos cercanos a los que se trasladaron los bichos, ni si sus santos protectores tenían tanta efectividad como los nuestros.
Relicario con los restos de San Ponciano, uno de los santos patrones de Medina de Rioseco |
Grabado publicado en 1777 con la imagen de la escultura de Santa Bárbara que se veneraba en la iglesia de Santa Cruz, de Rioseco. |