Cinco años sin fiesta de Castilviejo
Nuestros antepasados también vivieron tiempos duros, algunos de ellos incluso apocalípticos. Lo fueron los primeros años del siglo XIX, en los que tuvo lugar la Guerra de la Independencia, un enfrentamiento militar que dejó cientos de miles de muertes y al país en la ruina más absoluta. En Rioseco aquellos años se vivieron con auténtico terror. La batalla del Moclín, ocurrida el 14 de julio de 1808 redujo a la miseria a sus habitantes. Las tropas francesas arrasaron durante dos días la localidad. Robaron todo lo robable y cometieron innumerables crímenes contra la población civil indefensa. Y ahí no acabo todo. En los años sucesivos los riosecanos vieron pasar y alojarse en su ciudad, tropas de ambos bandos, a las que tuvieron que surtir de leña, forraje, medicamentos y comida, obligatoriamente. A esto hay que añadir la peligrosidad de los caminos, llenos de forajidos y huidos de todos los ejércitos, que se dedicaban a asaltar y a asesinar a los viajeros.
La fiesta de Castilviejo se vio afectada de lleno por la situación, hasta el punto de tener que suspenderse por cinco años consecutivos. Entre 1808 y 1812 no hubo romería, ni misas, ni procesiones, ni meriendas en la pradera. Dos meses después de la batalla, la situación en Rioseco era tal que ni tan siquiera la hermandad pudo nombrar un mayordomo. En el mes de agosto de 1808 se celebró la junta en la que apenas se llegaron a congregar cinco asistentes. La reunión se celebró en la postsacristía de la iglesia de Santa María y se encontró que el encargado de “dar la función” de ese año era el capitán de infantería Juan Núñez Antich, ausente de la ciudad en esos momentos, por formar parte del ejército del General Cuesta.
Uno de los cofrades presentes, Vicente Pizarro, se ofreció a desempeñar el cargo corriendo con los gastos de la función del día 8, pero no de la víspera, decisión que el resto agradeció aunque renunciando a ella “por ser contraria a las actas”. A esto se sumaba el inconveniente de no encontrar en toda la ciudad ni carruaje ni mulas con las que trasladar a los beneficiados hasta la ermita “con la debida decencia” como era tradicional a causa de “la situacion lastimosa y miserable” que se vivía en Rioseco tras el saqueo francés.
La siguiente junta tuvo lugar en agosto de 2013, coincidiendo con los ecos finales de la guerra y la situación entonces tampoco debía haber mejorado mucho. A la reunión tan sólo lograron acudir dos cofrades y uno de los beneficiados de Santa María. El resto habían fallecido o emigrado o estaban enrolados en el ejército. Sin embargo parece ser ésta la fecha del final del largo túnel ya que, como recoge el libro de actas de la cofradía, se reciben varias peticiones de altas entre riosecanos, familiares de éstos o simples devotos.
En la reunión, que de nuevo se realiza en la “sacristía interior” de Santa María “donde lo tienen de costumbre” se nombra como mayordomo a un recién ingresado, Juan Vázquez de Prada, señor del Despoblado de Pajares, aunque debido a su ausencia Gaspar Cuadrillero Rodríguez se hace cargo en su nombre de las funciones, a la vez que se compromete a desempeñar las suyas de “alcalde de llabes”.
Las actas son muy elocuentes respecto a la situación de Rioseco y desvelan lo que debió de ocurrir también con las tradicionales celebraciones de Semana Santa. En ellas se afirma que “con motivo de la continua estancia en esta ciudad de las tropas francesas, escased de medios, y otras penalidades propias de la guerra, ha estado dicha cofradía en suspension de sus funciones desde el año pasado de mil ochocientos y ocho, hasta el presente que por la misericordia de Dios estamos libres de la mayor parte de los males que nos han afligido y agobiado y en accion de gracias a tan especial favor del Altissimo en intercesion de su Bendita Madre Maria Santissima en la advocacion de Nra Sra de Castilviejo especial Patrona y Protectora de esta novilissima ciudad que se gloria de tener en su territorio tan singular santuario, ha resuelto su ilustre Cofradia volver a rendir sus votos y obsequios a esta Santa Ymagen en la conformidad que antes de la suspensión se practicaba”.
En estos momentos, no sólo se retoman las celebraciones de la Patrona, sino que se solicita reescribir la regla de la hermandad, revisando la antigua y tomando de ella solamente las normas y costumbres acordes a los tiempos “lo que se conforme con las circunstancias del dia y lo que no, lo repruebe y extinga”. Asimismo se solicita a los cofrades que pongan en orden el contenido del archivo de la agrupación, ya que los documentos se hallaban en completo desorden desde el asalto francés ocurrido ya hacía cinco años.
Por entonces la hermandad de la Virgen de Castilviejo sólo admitía un máximo de 33 integrantes, todos ellos miembros de familias hidalgas o con importantes ingresos económicos. Tras un periodo de decadencia, hoy está abierta a cuantos devotos quieran ser cofrades y ha iniciado una importante labor de recuperación del patrimonio.
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1. Juan Nuñez Antich nació en Barcelona en 1761, aunque pertenecía a una linajuda familia riosecana. Los Núñez eran patronos de la obra pía del Colegio de Niños de la Doctrina, refundado y dotado de manera espléndida por su tío bistatarabuelo, el maestre de campo en América, Antonio Núñez de Monroy. Ingresó en el ejército y formó parte del Regimiento de Infantería Mallorca hasta 1789 en que fue nombrado capitán del Regimiento de Milicias de Toro. En 1791 ingresó como caballero en la Real Orden de Carlos III. Mientras desempeñaba su puesto en Toro, volvió a la ciudad de su familia para tomar parte en la Batalla del Moclín, organizando y dirigiendo el batallón “Voluntarios de Rioseco”. Ingresó en la Cofradía de la Virgen de Castiviejo en 1781, desempeñando el cargo de mayordomo en 1786.
2. Estoy obligada a agradecer a la Hermandad de la Virgen de Castilviejo (de la que formo parte) y a los hermanos Javier y Fernando Ortega, su amabilidad por haberme permitido el acceso al libro de actas antiguo de la cofradía y a los documentos del archivo personal de D. Juan Núñez Antich, respectivamente.
Despacho del ingreso en la Real Orden de Carlos III a favor de D. Juan Núñez Antich |
Genealogía de Juan Núñez Antich, presentanda como prueba para su admisión en la Orden de Carlos III |